La afición vuelve a cantar en el Corregidora

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La afición estaba lista, el estadio preparado y el equipo en punto para recibir a unos Bravos de Juárez que afrontarían los Gallos Blancos más poderosos del torneo, aquellos que tuvieron por fin a la afición en la mayoría de su estadio, el cual terminó casi lleno en su totalidad de playeras blancas y albiazules. Aunque parecieron no ser suficientes para un equipo que se desinfló poco a poco hasta perder la ventaja, aunque no dejaría de pelear hasta conseguir el empate final.

El jugador número doce se hizo presente, empujó y motivó, los queretanos salieron como en ningún otro partido, atacando y presionando en todas las líneas del campo y tan fuerte fue su inicio que lograron abrir el marcador apenas al minuto dos, cuando Rodrigo López tomó el balón a linderos del área y con un tiro cruzado dejó sin opciones a Talavera. El primer tiempo estuvo marcado por un ida y vuelta sin peligro para ninguno de los dos bandos, las acciones no encontraron portería y así acabaría la primer parte.

La segunda mitad se volvió un baldazo de agua fría para toda la afición queretana, a pesar de los cambios tácticos de Gerk, los goles cayeron uno tras otro para los visitantes, dos goles con diez minutos de separación que hicieron daño al gallo, quienes por los próximos minutos no lograron encontrar la portería. Sería hasta el minuto 87 cuando los emplumados tuvieron un penal a favor que se encargó de cobrar Barrera para sellar el empate a dos. Los emplumados no dejaron de atacar y sería un tiro que con las uñas detendría Talavera a Zúñiga.

Así concluyó el encuentro, con un punto para cada equipo y un buen sabor para el equipo de Querétaro, quienes, a pesar de dejar ir la victoria y jugar con la derrota, lograron llenar su estadio y darle a su afición lo que tanto le faltó este año; gritos de gol.