Un equipo con ADN para sufrir

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Gabriel A. Corral Velázquez

Este fin de semana despertamos de la somnolienta eliminatoria a Qatar 2022 y comienza el sube y baja de emociones que significa ver a nuestro equipo albiazul en las canchas de la primera división. Los ahora dirigidos por Leo Ramos se presentan el próximo domingo en el Estadio Corregidora recibiendo a la visita del Necaxa.

A lo largo de estas semanas he leído muchos mensajes, publicaciones en redes de aficionados y especialistas deportivos haciendo señalamientos muy duros en contra de Gallos Blancos. Algunos de estos comentarios o mensajes llevan algo de razón, el equipo no termina por encontrarse en la cancha, es cierto que tiene lapsos de partido de buen trato de pelota y empuje, pero no alcanza a dar ese salto para anotar; sin embargo, no es eso a lo que refieren. Los comentarios rondan más una especie de desdén por el equipo, por su poca representatividad, o como si la primera división de México fuera exclusiva de equipos con poder económico, en donde Gallos Blancos de Querétaro no tuviera un lugar.

Esto no es así. El equipo de Querétaro ha logrado por muchos años representar con mucha dignidad esta ciudad y su historia, porque Gallos Blancos tiene setenta y un años a cuestas en donde, se ha forjado un nombre con base a la lucha en el terreno de juego y, en más de una ocasión, en los despachos de la Federación Mexicana de Fútbol o de la televisora más grande de este país. Eso es lo que ha forjado nuestro ADN. Gallos Blancos es un equipo de lucha, de entrega, de pasión, de resistencia.

Las próximas semanas serán una dura prueba para nuestro equipo, es imprescindible recuperar la mística y encontrar en ese ADN el empuje para recuperar el terreno perdido en estas semanas. Sigo pensando que el fútbol es un juego de equipo y que es eso lo que permite sacar adelante las adversidades a las que nos enfrentamos en los diferentes ámbitos. Gallos Blancos tiene el escenario en contra, la maquinaria está echada a andar y los comentarios seguirán, pero es justo eso lo que ha sacado lo mejor del equipo en diversos momentos.

En 2011, contra Necaxa se jugaba el descenso, todo apuntaba para que los condenados a regresar al ascenso fuera Gallos Blancos. En enero de ese año Necaxa se llevaba, a punta de chequera, a la máxima figura del equipo el habilidoso Sergio “chapita” Blanco. Los de Aguascalientes, armaron un equipo importante dirigidos por Daniel Brailowsky. Gallos Blancos, dirigidos por el entonces desconocido Gustavo Matosas, lograron un triunfo que al final sentenció el descenso de los necaxistas y nos dejó un año más en la primera división.

Este domingo la historia se puede repetir, el escenario está puesto. Gallos Blancos urge de ganar y recuperar el ADN, sufrir está incluido cuando nos ponemos la azul y negro de toda la vida.