A pesar de que Querétaro tiene en San Luis a su acérrimo rival y Atlas en Chivas, no se puede negar que entre albiazules y rojinegros existe cierta enemistad. Históricamente ambos equipos se han caracterizado por la inestabilidad deportiva. Jugadores, directivos, dueños y entrenadores van y vienen, sin embargo, los que siempre están son los aficionados. Por tanto, esta rivalidad es más entre las hinchadas que entre las instituciones.
Existen dos grandes acontecimientos que marcan el comienzo de la hostilidad entre ambas aficiones. El primero cuando el 29 de abril de 2007, en un partido disputado en el Estadio Jalisco, Gallos Blancos perdió la categoría. El segundo en la Jornada 12 del torneo Bicentenario 2010 que significó una de las peleas entre barras más impactantes en el fútbol mexicano.
El trágico descenso
En el Clausura 2007, Gallos sufrió el descenso que probablemente más le ha dolido a su gente. La ilusión de 20,000 aficionados que viajaron al Estadio Jalisco y miles más desde casa, se evaporó en tan solo 90 minutos. Querétaro, después de un torneo en el que llenó de orgullo a su afición, se jugaba la permanencia ante el Atlas, sin embargo, el desenlace fue fatídico.
Fue un domingo 29 de abril del 2007 cuando el corazón de miles de queretanos se rompió en pedazos. Aquel equipo dirigido por Salvador Reyes Jr fue uno de los que más conectó con esta afición porque representaba a la perfección la identidad de este club. Un equipo que, más allá de los nombres, tenía una premisa innegociable: Dejar la vida en el campo sin importar las circunstancias. Fue un torneo largo, el sufrimiento, fiel a la tradición de Gallos Blancos, siempre estaba presente, pero parecía que, por una sola vez el final sería distinto.
De esta manera, la gente de Querétaro respondió al llamado de su club y realizó un viaje de casi cinco horas con más de 20,000 simpatizantes. El sueño era uno solo, mantenerse en Primera División. No obstante, en tan solo 17 minutos, toda ilusión se consumó con el Atlas ganando 2-0, resultado que al final determinó el descenso de Gallos.
Lo más doloroso es que los albiazules en la cancha se habían salvado. El problema fue que, arbitrariamente, la Federación Mexicana de Fútbol penalizó a Querétaro en la tabla de cociente por no cumplir la regla 20/11, cuando el estatuto dictaminaba que dicho castigo solo era aplicable a la tabla general.
La gente suele decir que el fútbol es simplemente un juego y es cierto, su esencia es esa, pero uno, al mirar la tribuna del Estadio Jalisco con el sueño desquebrajado de más de 20,000 queretanos, se da cuenta que aquella tarde se trató de algo más que un simple juego. Querétaro terminó descendiendo, pero el amor a la azul y negro también terminó aumentando.
Campal en el Corregidora
Las consecuencias de aquel descenso se vieron reflejadas tres años después, cuando Atlas visitó por primera vez el Estadio Corregidora después de ese acontecimiento. A pesar de que los rojinegros atestiguaron la caída de Gallos, de cualquier forma, adolecieron cómo la afición queretana invadió su cancha.
Por tanto, la Barra 51 realizó un viaje de no más de 3,000 personas, pero con los ánimos más encendidos que nunca. De esta manera, en el entretiempo del partido, aficionados rojinegros comenzaron a agitar la reja que los separaba de la cabecera norte alta, zona donde se ubicaba una parte de la Resistencia Albiazul. Después de varios minutos de insistencia, la 51 logró romper dicha reja y la gente de Gallos acudió al llamado.
El intento por parte de la policía de separar a ambas barras fue inútil. La Resistencia Albiazul superaba ampliamente en número a la Barra 51 y el Estadio Corregidora se convirtió en el escenario que albergaba la batalla campal de estas aficiones. Al final, la pelea fue controlada y el resultado terminó en segundo plano, pero Gallos Blancos terminó venciendo 2-1 al Atlas.