“¿Para qué nos alcanza?”: Gabriel Corral

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Gabriel A. Corral Velázquez

En primer lugar, agradecer al equipo de Instante Gallos por invitarme a colaborar, los he seguido desde hace tiempo y, coincidir me llena de gusto por permitirme hablar del equipo de mi ciudad, al que llevo tatuado de toda la vida.

Ser aficionado, hincha, de un equipo de fútbol, o de casi cualquier deporte me atrevería a decir, tiene un significado muy particular. Implica, entre otras cosas, perder objetividad y perspectiva para hablar desde la pasión, desde los sentimientos más profundos. Eso es lo que me pasa cuando he tenido fortuna de hablar de mi equipo y, seguramente, aquí no será la excepción.

He visto muchos partidos de fútbol, en televisión, en la tribuna; otros tantos los he escuchado por la radio, en algún momento también por internet y en todos los casos, de manera infaltable me he preguntado ¿Para qué nos alcanza? Y no es un tema exclusivamente de cuentas, numérico, que refiera a puntos que nos evite un descenso, como en muchos lapsos de nuestra historia, o una calificación, como en los últimos años. El para qué nos alcanza tiene también un sentido más de empuje, de ímpetu, de equipo. En los últimos partidos de este sui géneris “Guardianes 2020” me he preguntado esto varias veces. Tiene poco que ver con ese lugar común que escucho o leo en diferentes medios sobre el plantel del equipo, porque planteles “cortos” como afanosamente se refieren a este Gallos Blancos ha habido muchos y de muy diferente origen. Aquel equipo que nos entregó las primeras Semifinales y Liguilla en 2011 no era precisamente un equipo de millones de dólares, como tampoco lo fue el de 2015, a pesar de contar con Ronaldinho. Mi pregunta está relacionada con el alcance mismo del grupo, hasta dónde están dispuestos a llegar y qué están dispuestos a entregar en la cancha.

Ayer durante el primer tiempo Querétaro y Monterrey se dedicaron a especular, trabar el partido y ofrecer poco o nada al aficionado. Está claro que cada vez más le están sabiendo jugar a Gallos Blancos. Mohamed, viejo conocido aquí, supo tapar la salida de Kevin Ramírez y Omar Islas resultado: nos quedamos sin llegada. Adelante Silvera y Sepúlveda no tuvieron balones y para la reseña solo un par de llegadas.

El segundo tiempo fue una copia del primero hasta que Monterrey abrió el marcador. Las cosas cambiaron y se abrió el juego. Con el empate parecían satisfechos los dos equipos, y de pronto un certero remate de cabeza, nos arranca el resultado. Es ahí donde cabe mi eterna pregunta: ¿Para qué nos alcanza? Está claro que un sello, como marca de casa, de Gallos Blancos es la lucha y el suplir genialidades o individualidades con equipo, haciendo grupo. Esto nos ha entregado resultados en diferentes momentos, nos ha salvado del descenso y nos ha llevado a lo más alto. Ese ADN, debe trabajarse todos los días. Este equipo y esta afición no espera menos que un equipo que se deje la piel en cada balón, me queda claro que ayer se pudo hacer más.